Como ya sabemos, el trabajo en equipo es una de las más poderosas herramientas con las que cuenta una organización para marcar la diferencia. Pero lograr que un grupo de personas, cada una con sus propias habilidades, rasgos de personalidad e intereses, actúe como un equipo perfectamente cohesionado y alineado no es una tarea sencilla. Se necesita activar muchas sutiles palancas para conseguir esa magia. Una de las maneras de lograrlo es recurriendo a la ayuda de empresas de teambuilding.
Las empresas de teambuilding son entidades que organizan experiencias inmersivas especialmente diseñadas para grupos de personas que trabajan juntas. A través de una serie de actividades, se potencian determinados comportamientos y habilidades relacionadas con el trabajo diario de los participantes, al tiempo que se fortalecen las conexiones humanas y los mecanismos de relación interpersonal entre ellos.
El gran poder de las empresas de teambuilding es que organizan sus eventos en un contexto diferente a aquel en el que se desenvuelven habitualmente sus participantes. Muchas de estas “aventuras” se desarrollan al aire libre, en plena naturaleza, aunque también pueden tener lugar en un aula, en una instalación deportiva, en un teatro, en un centro de e-Sports, en un scape room, en un karaoke, en una cocina… El límite está en la imaginación del organizador, y, en cualquier caso, tendrá lugar fuera de la oficina y alejado del entorno trabajo.
Esa descontextualización, de la que también participan una vestimenta deportiva o informal, y una relajación de las jerarquías entre jefes y subordinados, ayudan a crear un ambiente distendido y hasta festivo que facilitan el desarrollo de la actividad y el cumplimiento de los objetivos previamente marcados.
Otra característica común de las empresas de teambuilding es que sus actividades tienen un alto componente lúdico. Ya se trate de carreras de canoas, pruebas de escalada, descenso de tirolinas, tiro con arco, matar zombies en un videojuego o encontrar un ‘tesoro’ en una scape room siguiendo una serie de pistas, la actividad propuesta siempre implicará un cierto grado de desafío para los participantes. Y, además, es un desafío divertido. Ese nivel de competición “gamificada” facilita que los participantes se sientan en un entorno seguro, olviden el hecho de que están siendo observados (y puede que evaluados) y den lo mejor de sí mismos en la actividad.
Colaboración, asignación de roles, liderazgo, resiliencia, comunicación, tolerancia a la presión, confianza, organización, pensamiento analítico o capacidad estratégica son solo algunas de las muchas habilidades y competencias que pueden trabajarse gracias al teambuilding. Con la ventaja adicional de que todas ellas se desarrollan no de un modo teórico o reflexivo, sino a través de la acción, lo que incrementa su capacidad de asimilación y facilitará su posterior transferencia al entorno de trabajo: ¡learning by doing en su máxima expresión!
En definitiva, las actividades de teambuilding son una excelente manera de calibrar la capacidad de trabajar en equipo de una empresa. Una valiosa forma de identificar fortalezas y debilidades, tanto individuales como colectivas, y de ayudar a esos colegas de trabajo a conocerse mejor y a convertirse en verdaderos compañeros.