Reproducción del artículo escrito por Fernando Botella, CEO de Think&Action, y publicado en el número 100 de la revista ORH Observatorio de Recursos Humanos.
Hacer lo que sabemos hacer bien o plantearnos buscar e iniciar aquello que nunca antes hemos hecho; he aquí el quid de la cuestión… Elegir entre quedarnos en el bando de la doble R o introducirnos de una vez por todas en el de la doble H. En definitiva, seguir “erre que erre” o empezar a hacer realidad la transformación necesaria…
Lo sé. En este acalorado debate sobre el cambio y la necesidad de innovación en el que estamos sumidos, todos sabemos que debemos apostar por la búsqueda de nuevas soluciones, nuevos modos de hacer, nuevos… Todos sabemos… de boquilla… pero cuánto cambia la cosa cuando se trata de pasar de las palabras a los hechos, ¿verdad? Qué difícil es dejar de mirarse el ombligo, renunciar a hacer lo que se sabe hacer y que, para colmo, se hace bien… Dejar de vivir de glorias pasadas –¡con lo que nos ha costado conquistarlas y qué poco nos dejan disfrutarlas!!!- para abrazar un futuro todavía por descubrir, incierto, inseguro, incómodo…
El bando de la doble R
No es, por tanto, extraño encontrar a un nutrido grupo de profesionales y organizaciones atrapados bajo lo que denomino el síndrome de la doble R. ¿Quiénes lo sufren? Aquellos que siempre pintan dentro del círculo y jamás se permiten salirse un ápice de él. Los que no saben o no se dan el permiso nunca de cuestionarse lo que están haciendo y lo que están dejando de hacer. Ellos viven presas de la complacencia y el dogma. ¡Quién mejor que yo! Sin mirar más allá de su feudo; con su vista puesta intramuros, y centrada en la gestión de los recursos habituales…Por eso, a pesar de que el entorno ha cambiado, continúan haciendo lo mismo que han hecho siempre. De ahí el nombre de síndrome de la doble R, por estar “eRRe que eRRe”… O, dicho de otro modo, a años luz de las nuevas ideas, la transformación y la innovación.
El bando de la doble H
Por el contrario, existe otro equipo, para el que a mí me gusta utilizar la letra H. Si por algo se caracterizan los H’s -tanto personas como empresas- es por su capacidad y contribución a la generación de ecosistemas innovadores. ¿Qué tienen los H’s que no tengan los R’s?
Los H’s no viven acomodados en los éxitos del pasado, mirando hacia atrás, sino con la vista siempre puesta en el futuro. La experiencia no es un grado para ellos; no existen los modelos intocables, y, en consecuencia, toman en consideración alternativas diferentes a las tradicionales, porque éstas no tienen por qué ser siempre las válidas. Los miembros del equipo H saben que todos los modelos están para ser superados. Entienden el cambio no como un hecho puntual o pasajero, sino como un estado vital y necesario. Son mentes -individuales y colectivas- preparadas y habituadas a mirar donde otros no miran. ¿Por qué no?, se preguntan de manera recurrente. Son auténticas fábricas de ideas, conciben la innovación como un proceso, y la experimentación y la colaboración constituyen su método principal de trabajo. Y, sobre todo, son hacedores… capaces de transformar ideas en realidades, de convertir intenciones en acciones. Humanidad (porque uno de los rasgos que caracteriza a los seres humanos es la capacidad de traer futuro al presente) es su cualidad y Hacer, su máxima (con ellos y en ellas todo se lleva a la acción y se prueba). De ahí la doble H…
¿Cómo se puede incrementar el peso de las H’s y reducir los efectos del síndrome de la doble R?
De una forma sencilla y práctica, te ofrezco cuatro semillas a cultivar para despertar y hacer brotar la actitud H. La primera es el: “para qué”. En una mente abierta al cambio, a las ideas y la innovación, el “para qué” se convierte en guía del “qué” y del “cómo”. A diferencia de los “porqués”, que dan respuesta al pasado, los “para qués” ofrecen futuribles… permiten traer futuro al presente, brindan un propósito a la acción y generan engagement.
Las otras tres semillas tienen diferentes formatos:
- Una palabra: SÍ
- Una letra: Y
- Y un símbolo: +
Preguntarse “¿qué SÍ puedo hacer?”, guiarse por el “y…”, es decir, por la escucha de otras opciones, y “sumar” desde la creencia de que juntos hallaremos mejores alternativas y elegiremos mejor… Los tres son rasgos distintivos de aquellos que cultivan la actitud H y que consiguen los resultados deseados.
Porque el éxito ya no sólo está basado en la gestión sino también en la experimentación. El secreto para transformar ideas en resultados, el know-how en cash-flow, pasa por llevarlo todo a la acción (probar, probar y probar diferentes opciones hasta encontrar la senda correcta), así que te invito a sumarte al bando de los HH: Humanos Hacedores… y abandonar la actitud eRRe que eRRe.