Escrito por Fernando Botella, CEO de Think&Action
Cada semana me “enfrento” a distintos programas de desarrollo o formación de numerosos directivos y ejecutivos de diferentes empresas públicas y privadas en diferentes países. Un alto porcentaje de ellos destinados a la generación de lo que en el mundo empresarial se conoce como engagement, un término que está de moda.
Engagement se refiere a la implicación comprometida con una marca, un proyecto, unos objetivos… o con una persona. También se identifica con el esfuerzo voluntario frente a una actividad o meta. En realidad es una palabra cuyo significado está formado por dos estructuras verbales: implicación y entusiasmo. Es decir, “estoy y quiero”.
Centrémonos en las personas como provocadoras de engagement y veamos qué tienen aquellas que generan engagement en los demás.
Basándome en observaciones personales y lecturas sobre el tema, son 4 los motores del engagement:
1. Mentalidad positiva
Las personas con mentalidad positiva saben sacar partido de una adversidad, esto las distingue claramente, y es por ello que los demás quieren estar con ellas, formar parte de sus proyectos. Son lo que actualmente se conoce con el término de personas resilientes.
Lo más destacable de este tipo de personas es que utilizan más el “sí” que el “no”. De entrada no dan nada por perdido. Luchan. Saben que la mejor forma de perder es no intentar algo, y que para ganar no hay que abandonar. Y cuando las cosas no salen como esperaban, aprenden y vuelven a “embestir”.
La mentalidad positiva es una elección consciente individual. Es una cuestión de actitud, es decir, de interpretación de la realidad que se está viviendo en cada momento.
2. Alegría
Las personas con alegría están animadas frente a los desafíos que les llegan. Los maestros del liderazgo no solo están preparados para hacer lo que tiene que hacer sino que, además, lo hacen con gozo, con placer, aprendiendo de cada reto.
La alegría puesta al servicio de los demás es mucho más que un sentimiento, es una emoción que contagia. Se refleja con la sonrisa. Se transmite con la risa. Se vive con el sentido del humor. Alegría es una palabra que viene del latín alecris y significa “vivo”. También tiene el sentido de “animado”. El que está animado, anima. El que está apagado, apaga.
Todos tenemos que afrontar altibajos. Algunos de ellos puede que sean muy serios e importantes, pero, con frecuencia, la alegría nos hace afrontarlos con un estado mental diferente y nos da alas para encontrar opciones, soluciones al problema, nuevas alternativas para salir del agujero.
La alegría nos hace sentirnos más frescos. Más luminosos. Nos genera bienestar general. Es un antídoto frente a la interpretación de la vida vivida bajo el “síndrome del mal rollo”, que es una patología que se caracteriza por varios síntomas: observar solo lo malo de las cosas y de las personas; ponerse siempre en el peor de los casos, por si acaso…; aburrirse con todo; despreciar el buen saber de los demás; y no estar dispuesto a aprender de todo.
3. Creatividad
Las personas creativas, además de frecuentar el buen humor, se caracterizan por vivir sorprendiéndose de casi todo, como si lo hicieran todo por primera vez, es decir, dándose así el permiso de revisar su estatus, de cuestionarse el statu quo de la realidad. Buscan nuevos caminos. Saben aceptar el cambio. Se adaptan a él. Y hacen las cosas de una manera diferente. Viven en beta. Prueban, aprenden y vuelven a probar. Saben extraer algo valioso de algo de menor valor. O incluso, de la nada crean algo. Mezclan. Hibridan. Juntan. Cortan y pegan. Convierten los sueños en realidad. Los despiertan. Transforman las ideas en hechos tangibles.
Cuando vives junto a personas creativas, creces. Cuando compartes con personas creativas, vives asumiendo el riesgo necesario. Cuando te equivocas cerca de personas creativas, cambias el fracaso por aprendizaje.
4. Tono
Como en la música, en la vida también el tono es fundamental para vivir. Los grandes líderes, en un gran porcentaje de su tiempo, hablan con preguntas. Así es como se llega a la raíz de la idea. Excavan en la realidad para extraer lo mejor de ella, porque cuando las preguntas y la escucha posterior marcan el tono, los otros se sienten más atendidos y se implican más en la conversación, en el proyecto, en la idea… El tono de tu conversación marcará el respeto por los que te acompañan.
En ocasiones, la mejor manera de ejercer engagement es mantener la boca cerrada. Son las personas que usan un tono de lenguaje suave las que más fuego generan en los demás.
Un error básico y frecuente de los líderes con poco talento para ello es pensar que la agresividad crea seguidores. Todo lo contrario. Manejar adecuadamente el tono lingüístico y la escucha empática es mostrar un interés sincero por los demás. Es una cualidad esencial en las relaciones humanas. No es más inteligente el que más habla, ni el que habla todo el tiempo; el verdadero líder es la persona que necesita decir menos.
Concentrarse de verdad en lo que los otros nos dicen, guardar silencio mientras nos hablan, no tener prisa por intervenir, no cortar las palabras o expresiones a otros… transmite una imagen de confianza y de interés por lo que se nos dice.
Las personas queremos rodearnos de personas con mentalidad positiva, alegres, creativas y que mantienen una conversación con un buen tono. Son las que generan más oportunidades. Son las que están encendidas. Y así, junto a ellas, nos encendemos. Por tanto, ¿qué tienen las personas que generan engagement? Son personas que tienen fuego pero no queman.
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