Una de las peores tesituras a las que se puede enfrentar cualquier organización es el de la falta de ideas. Para seguir siendo competitivos se necesitan propuestas, nuevos caminos de reflexión orientados a la acción que nos alejen de “lo bueno conocido” y nos adentren en el territorio de “lo mejor por conocer”. Pero, … ¿cómo lograr que el pensamiento más disruptivo de abra paso en un contexto gobernado por las rutinas como es el empresarial? Una de las figuras que pueden ayudar a lograrlo es participando en diferentes eventos. En los que compartamos ideas, aprendamos, hagamos networking.
Y es que muchas veces las ideas necesitan cambiar de escenario para germinar. Por esa razón, las compañías más innovadoras acuden a empresas organizadoras de eventos para que diseñen para ellas un contexto en el que sus empleados se sientan liberados de las ataduras de tareas, funciones, presiones y organigramas, y puedan, simplemente, dejar volar su imaginación.
Algunos de esos eventos están específicamente diseñados para generar ideas aplicables a la empresa en un entorno competitivo, como los hackatones, los programas de intraemprendimiento o los certámenes de innovación abierta. En otras ocasiones, su enfoque es más sutil, al estar dirigidos a favorecer la comunicación y las dinámicas colaborativas entre compañeros en una atmósfera lúdica y sin presión, algo que también favorece la eclosión del pensamiento creativo.
¿Por qué los eventos son imanes para las ideas? Estas son algunas de las razones por las que conviene tener a un organizador de eventos en tu agenda de proveedores.
- Son experienciales. El valor de un evento no reside únicamente en su contenido, sino, sobre todo, en la huella que deja en sus participantes. Un evento bien conceptualizado, organizado y desarrollado está impregnado de emoción, lo que favorece que salga a relucir o mejor de las personas.
- Son únicos. Al contrario de lo que sucede con las dinámicas diarias de los entonos laborales, un evento es único, no hay dos iguales. Esa sensación de singularidad es parte de su fuerza y una de las razones por las cuales muchos grandes proyectos surgen durante esos momentos irrepetibles.
- Son colaborativos. Uno de los secretos mejor guardados del mundo de las ideas es que raramente nacen de la mente de un solo individuo. Mejor dicho, tal vez sí lo haga su germen, esa primera chispa de genialidad que ilumina el camino hacia un nuevo producto o servicio, pero son las aportaciones de otros las que la mejoran y terminan de darle forma. Los eventos favorecen la puesta en común de puntos de vista diversos y complementarios que se retroalimentan y enriquecen mutuamente.
- Es un reto. Las mejores ideas no nacen del conformismo o la autocomplaciencia. Nacen de la necesidad y del desafío que implica buscar la solución a un problema no resuelto o una nueva forma mejorada de hacer las cosas. Por eso, un evento siempre debe tener un componente de competición, de reto, de superación que invite a la excelencia a hacer acto de presencia.
- Es lúdico/divertido. Finalmente, un buen evento es divertido. Hay un componente lúdico y de juego que deja en suspenso las precauciones con las habitualmente funciona el cerebro humano, lo libera de ataduras y le permite volar libre y en un entorno seguro y de confianza, sin miedo al error o a la crítica.
Y como los eventos son divertidos, colaborativos y experiencias que nos dejan huella … Te invitamos a la presentación del nuevo libro de Fernando Botella el próximo 6 de junio en Madrid: MÁS INFO AQUÍ