Que un grupo de profesionales funcione como un todo, con un mismo objetivo y una misma motivación, es una meta tan anhelada como difícil de lograr por las organizaciones. Y es que para que eso que llamamos “trabajo en equipo” realmente sea diferencial en una empresa tienen que darse una serie de circunstancias que no siempre es posible conjugar. En esa compleja construcción de grupos de trabajo cohesionados, alineados y productivos el “coaching de equipos” tiene mucho que aportar.
El coaching de equipos es una variante del coaching empresarial que parte de la base de que la suma de talentos alineada en una misma dirección siempre va a ofrecer mejores resultados a una organización que los esfuerzos aislados de sus integrantes, por brillantes que estos sean. ¿Cuál es la misión de coach en esa búsqueda de la excelencia colectiva? Canalizar esas sinergias en una dirección común y ayudar a los profesionales a entender que sus aportaciones individuales brillan más y son más útiles si contribuyen a los objetivos generales del equipo y de la empresa.
¿De qué forma puede el coaching de equipos generar ese cambio en el “chip”? Aquí van unas claves sobre cómo impulsar un trabajo en equipo excelente desde el coaching.
- Ayudar a trazar objetivos claros y compartidos. Es el primer paso. Nadie va demasiado lejos sin saber hacia dónde se dirige. Y si esta premisa es importante con los individuos, lo es mucho más con los grupos.
- Impulsar una comunicación abierta. La comunicación es la principal herramienta con la que cuenta un equipo para alcanzar el éxito. El coach de equipos trabaja para ayudar a generar las condiciones y los canales necesarios para que la comunicación fluya de una forma asertiva, respetuosa y efectiva en el seno del conjunto.
- Autorresponsabildad. Trabajar en equipo no implica renunciar la responsabilidad individual. Al contrario; supone incrementarla en beneficio del colectivo. El coach de equipos fomentará la autonomía de los miembros del grupo, pero siempre alineada con una dirección y un sentido de propósito comunes.
- Desarrollo de habilidades. Otra de las misiones del coach de equipos es ayudar a identificar posibles carencias o desequilibrios en el seno del grupo. Su diagnóstico será esencial para tratar de cubrir esos ‘gaps’ con formación específica o con un rediseño de la composición interna del equipo.
- Entorno de confianza. Tener a los mejores profesionales para cada puesto no garantiza el éxito de un equipo. Establecer un clima de confianza, con un modelo de relación saludable y constructivo, en el que los conflictos se aborden como una posibilidad de crecimiento, se aparquen los egos personales y se fomente una dinámica de colaboración es un factor tan o más importante que contar con las habilidades y conocimientos que requiere el proyecto.
- Establecimiento de roles. El coaching de equipos también ayuda a definir los diferentes roles dentro del grupo. El objetivo es lograr equipos equilibrados y cohesionados, con perfiles y capacidades complementarias, en los que cada miembro se sienta importante y sepa lo que se espera de él, y dirigidos por un líder que ejerza como guía y catalizador de ese talento colectivo.