Emprender en la era IA

Por su propia naturaleza, el emprendimiento debe evolucionar y, de hecho, evoluciona al mismo ritmo acelerado en que lo hacen la sociedad, la economía o la tecnología. En ocasiones incluso adelantándose a esas continuas transformaciones que marcan el paso de las necesidades humanas y de las que las jóvenes empresas son su máximo exponente.

En ese marco de permanente innovación, algunas de las últimas tendencias que se están detectando en el ecosistema emprendedor tienen mucho que ver con las grandes temáticas que están en el centro de las agendas de las sociedades actuales. Asuntos como los efectos de las tecnologías exponenciales como la IA en la vida de las personas, el llamado emprendimiento social o la sostenibilidad ambiental son algunos de esos grandes focos que definen el emprendimiento actual y alrededor de los cuales están surgiendo propuestas más que interesantes. ¿Su denominador común? Proyectos que resuelven problemas reales de las personas, pero sin perder de vista la necesidad de conjugar  esa dimensión práctica con generar impactos significativos para los internes generales y las actuales preocupaciones del planeta.

Pero más allá de seguir una tendencia o responder a una determinada sensibilidad, una startup debe reunir una serie de características para triunfar. Especialmente en un contexto en el que solo uno de cada diez nuevas empresas consigue superar su tercer año de vida. Estas son algunas de esas claves que pueden marcar la diferencia entre un proyecto emprendedor exitoso o uno fallido. Una fórmula que podría resumirse en tres grandes apartados: ideas, personas y mercado. 

La idea. Sí, por supuesto: una buena idea es el germen de toda startup. Pero siendo fundamental, una gran idea, incluso una genial, no basta para garantizar el éxito. Y es que antes de lanzarse a la jungla del emprendimiento todo aspirante a empresario deberá validar antes con el mercado si ese producto o servicio es realmente viable, competitivo y sostenible desde un punto de vista económico. ¿Es mi idea diferencial respecto a mis competidores?, ¿aporta verdadero valor al mercado? o ¿es algo que mis potenciales clientes estarían dispuestos a comprar? son algunas de las preguntas que el emprendedor debe formularse en esta etapa.

Los apoyos. Los mercados actuales son demasiado complejos y globales para que una pequeña empresa sin muchos recursos se abra paso en ellos sin ayuda. El marketing, los trámites, la financiación, los contactos… Son demasiadas variables en juego y es fácil perderse en ellas. Contar con el apoyo de grandes empresas, incubadoras, aceleradoras y otras entidades que aporten su experiencia y su criterio puede resultar fundamental en las etapas incipientes del proyecto. Gracias a ellas, la startup puede centrarse en lo que mejor sabe hacer: generar un impacto positivo en el mercado.

Las personas. Un buen proyecto de emprendimiento necesita construir un equipo y rodearse del talento necesario para llevar a buen puesto su idea. Y no cualquier talento, sino el justo y necesario que le permita desarrollar el proyecto. Un equipo multidisciplinar, complementario y resolutivo; y un grupo humano que crea en la idea y tanga la capacidad para materializarla, trasladarla al mercado, comunicarla y ponerla en manos del cliente.

Los datos. Ante de emprender cualquier viaje conviene tener clara la dirección que hay que tomar. Las startups actuales y futuras tienen la enorme ventaja de que han nacido en plena era de los datos y de su análisis a través de las tecnologías exponenciales. Apoyarse en la recogida e interpretación de los datos permitirá al emprendedor saber en tiempo real a qué segmentos es más interesante dirigirse, en que clusters integrarse y tomar decisiones en tiempo real en función de esa información.

El foco. Dedicación y resiliencia son otros elementos esenciales en itinerario de la startup, elementos sin los cuales las posibilidades de quedarse por el camino se incrementan exponencialmente. Una vez identificada la meta y diseñado el camino hasta ella, hay que mantenerse firme y con la mirada fija en el objetivo. Con la flexibilidad suficiente para manejar y adaptarse a los imponderables que puedan surgir, pero con la firmeza necesaria para no desfallecer en la travesía.

El propósito. Por último, un elemento imprescindible y que ayudará al emprendedor a no cejar en su empeño es el propósito. Como dice el cofundador de Apple, Steve Wozniak, la legítima aspiración a ganar dinero con el proyecto no puede ser la única motivación que sustente a una startup. Tiene que haber algo más, algo más profundo y trascendente que sustente el enorme esfuerzo que supone sacar adelante un nuevo negocio. De lo contrario, los cimientos sobre los que se levante esa idea serán demasiado débiles y se derrumbarán a la primera dificultad.

…Y es que estamos viviendo en la era de la IA,

En think&action no nos referimos tan sólo a la inteligencia artificial cuando utilizamos las siglas “IA”, sino que también a dos claves que necesitará la mente emprendedora: INSPIRACIÓN y ACCIÓN.

Fernando Botella, CEO de think&action