¿Cuáles van a ser las claves de 2025 en lo concerniente al mundo de la empresa y del trabajo?
Aunque adivinar el futuro queda fuera de nuestro alcance y a buen seguro que el año recién estrenado nos tiene preparado algún giro inesperado de guion, lo que sí podemos aventurar son algunas de las líneas argumentales que probablemente marcarán la narrativa empresarial de los negocios durante los próximos meses.
Ahí van los que creo serán los puntos centrales de esas tramas.
Inteligencia Artificial al poder. Haciendo un símil con la nueva era Donald Trump, si el año pasado la IA ganó claramente las elecciones del interés empresarial, entrando de puntillas, pero entrando, en compañías de todos los tamaños y sectores, en 2025 será cuando sea nombrada oficialmente como el gran exponente del poder tecnológico mundial y lo ejerza al máximo de sus capacidades. Así pues, se acabaron los tests, las mejoras y las tentativas prueba/error. Las empresas están listas para usar esta y el resto de tecnologías exponenciales para todo tipo de aplicaciones, sus profesionales están formados en su uso y el mundo preparado para acoger esta revolución.
Automatización del trabajo. Una de esas derivadas del take over tecnológico es la progresiva automatización de tareas como autopista de cuatro carriles de la eficiencia y la productividad. Gracias a las altas capacidades de la IA y otros desarrollos digitales para procesar información, muchas de las tareas rutinarias que antes realizaban personas ahora podrán ejecutarse de manera automática, mucho más rápido y sin errores. ¿Quiere decir esto que las empresas ya no van a necesitar a sus empleados humanos y prescindirán de ellos? En alguna medida, quizá. Pero lo que realmente implica este cambio es que esos profesionales van a poder dejar de emplear su tiempo, talento y energías en tareas de escaso valor añadido para poner el foco en aquellas otras realmente diferenciales y en las que puedan brillar.
Empresas más diversas. No se sabe a ciencia cierta cómo será la realidad empresarial de 2025, pero lo que sí sabemos seguro es que será compleja. Más que en 2024 y, probablemente –con la salvedad del periodo de pandemia–, que en todos los años anteriores. La vertiginosa sucesión de variables, inputs, novedades, imprevistos y sucesos que a buen seguro se presentarán a lo largo de los próximos meses será tan virulenta, que es muy difícil que empresas unívocas y con un discurso uniforme puedan salir indemnes de ella. Solo las compañías que practiquen la DIVERSIDAD con mayúsculas, y se aseguren así de incorporar una multiplicidad de perfiles y puntos de vista a sus planteamientos, podrán generar soluciones creativas y ajustadas a las necesidades del entorno.
Formación continua. Precisamente esa creciente complejidad en la que nos movemos obliga a los profesionales a reinventarse permanentemente y a estar actualizados en las habilidades y competencias del presente y del futuro. Formarse se convertirá en una más dentro de las responsabilidades del profesional, una responsabilidad clave para su propia empleabilidad. La formación de 2025 será continua, diversa, flexible y administrada en una multiplicidad de formatos. Y será una formación empoderada, ya que dependerá de cada persona asegurarse de que obtiene la capacitación profesional que necesite, cómo y cuándo la necesite.
A vueltas con el teletrabajo. Los formatos flexibles seguirán presidiendo las dinámicas laborales. Aunque en el caso de los sistemas híbridos, los indicios apuntan hacia un repunte de la presencialidad en detrimento del teletrabajo. ¿Regresión? Más bien, ajuste, al menos hasta que la IA y la automatización de procesos consoliden su prevalencia en la operativa empresarial y los empleados se reubiquen y puedan funcionar manera más autónoma.
Sostenibilidad. La otra tendencia que, al igual que en años anteriores, seguirá muy presente en la vida corporativa es la sostenibilidad. Ésta deberá entenderse de una forma más global que no solo abarque las cuestiones ambientales, sino también otras dimensiones como la social o la económica. En ese sentido, habrá que observar de qué forma impacta la llegada de del nuevo inquilino de La Casa Blanca en las agendas sostenibles corporativas, aunque, a pesar del mucho ruido generado al respecto en estos primeros días de mandato, no parece que la nueva era Trump vaya a suponer un punto de ruptura total en ese sentido.
Fernando Botella, CEO de think&action